Cuando Portugal devolvió su colonia Macao a China en 1999, Daniel Chao, propietario de una cafetería, estaba en primer año de primaria y vivía en un mundo diferente.

Desde entonces, su tranquila ciudad natal se ha transformado en un bullicioso centro de juego lleno de deslumbrantes casinos. Sus calles, antes tranquilas, ahora están atestadas de autobuses turísticos. Pero la creciente riqueza de la ciudad, apodada “Las Vegas de Oriente”, no ha traído consigo cualidades de desarrollo sostenible, tales como diversidad económica y elevada participación cívica-

“Lo que alguna vez fue un lugar relajado y libre en mi infancia se ha convertido en un lugar congestionado y altamente comercializado”, señaló Chao.

Macao celebrará el 25º aniversario de su retorno al dominio chino el viernes. El presidente chino Xi Jinping se encuentra de visita durante tres días, y la ciudad está adornada con pancartas festivas y otras decoraciones. Se ha planeado un espectáculo de fuegos artificiales para la próxima semana.

Desde 1999, la ciudad de 687.000 habitantes se ha transformado de un enclave de juego monopolizado a ser el centro de juego más grande del mundo, lleno de turistas de China continental. Su PIB per cápita se ha cuadruplicado a 68.000 dólares, aproximadamente a la par con Dinamarca y Australia, y supera el de Hong Kong, que es de unos 50.000 dólares.

China gobierna Macao bajo un acuerdo de “un país, dos sistemas”, similar al que tiene para gobernar Hong Kong, una ex colonia británica. Macao es la única ciudad china donde el juego en casinos es legal, y tiene complejos turísticos operados por filiales de los gigantes estadounidenses del juego MGM Resorts, Las Vegas Sands y Wynn Resorts.

Desde que Macao abrió su mercado de casinos tras la entrega a Beijing, su economía ha crecido a 46 mil millones de dólares en 2023 desde 6,5 mil millones de dólares en 1999, a pesar de los baches económicos durante la pandemia de COVID-19 y de la aplicación de medidas enérgicas contra los viajes de funcionarios financiados con dinero público, lo cual ha facilitado las visitas de grandes apostadores provenientes de otros lugares.

Pero el crecimiento económico ha tenido un costo.

La madre de Chao trabajaba en un empleo en un casino con el que obtuvo un mejor salario y un apartamento más grande, pero también estrés y horarios de trabajo irregulares. Él recuerda hacer la tarea a las 5 de la madrugada, después de que ella saliera de su turno nocturno. Cuando él trabajaba como profesor, a menudo sus estudiantes se acostaban tarde o tenían que depender de tutores pagados porque sus padres también laboraban en turnos de casino.

El auge turístico de la ciudad ha traído consigo años de dinero fácil, lo cual ha favorecido que sus negocios tengan pocos incentivos para esforzarse por mejorar sus productos o servicios y desarrollar la resistencia necesaria para superar los tiempos difíciles de la pandemia y la competencia de los productos de China continental, dijeron Chao y algunos otros residentes.

Chao ha sopesado irse de la ciudad, pero optó por quedarse.

“Irse debe tener un precio alto”, manifestó, y agregó: “parece que Macao aún no es exactamente inhabitable”.

La agenda del Partido Comunista gobernante para Macao ahora tiene influencia, y a menudo los líderes de la ciudad se refieren a los planes nacionales. Eso es un marcado cambio con respecto al pasado, cuando la ciudad rara vez sentía algún impacto directo de Beijing, dijo Ieong Meng U, profesor de la facultad de gobierno y administración pública de la Universidad de Macao.

Él prevé que Macao se integre cada vez más con la provincia cercana de Guangdong durante la próxima década, siguiendo planes para promover el turismo, la medicina china, las finanzas, la tecnología y las exposiciones.

China ha designado una zona especial en la isla de Hengqin en la ciudad vecina de Zhuhai, gestionada conjuntamente por Guangdong y Macao, que se planea tenga unos 120.000 residentes de Macao para 2035.

Los lazos económicos más estrechos han coincidido con controles políticos más invasivos, especialmente después de las enormes protestas antigubernamentales en Hong Kong en 2019 que llevaron a Beijing a reprimir prácticamente toda disidencia pública.

Se prohibió una vigilia conmemorativa de la sangrienta represión militar de China a las protestas prodemocracia de la Plaza de Tiananmen en 1989. Se impidió que figuras prodemocracia se postularan en las elecciones legislativas de Macao en 2021. El año pasado, la ciudad endureció su ley de seguridad nacional. En noviembre, la Asociación de Periodistas de Macao expresó preocupaciones sobre indicios de una disminución en la libertad de prensa, diciendo que a algunos medios locales se les ha ordenado que retiren sus artículos debido a presión política.

El activista Jason Chao, que no es familiar de Daniel Chao, decidió irse.

Después de años de trabajar para promover una mayor democracia, se frustró por la falta de voluntad de los funcionarios para cambiar y de la tendencia de los residentes de Macao a resolver problemas buscando ayuda de Beijing o contactos personales en lugar de la participación cívica, un hábito que dice se deriva en parte del legado colonial de la ciudad bajo el dominio portugués.

“Agoté las tácticas que había aprendido en ese momento”, declaró Chao.

En 2017, Chao se fue a estudiar al extranjero. Ahora es director de una organización de la sociedad civil que presta servicios a los inmigrantes de Hong Kong en Gran Bretaña.

Algunos residentes de mayor edad creen que la vida ha mejorado en el último cuarto de siglo.

Ka Man Chun, un jubilado, aprecia los pagos en efectivo anuales, financiados por reservas de impuestos sobre el juego, que el gobierno ha dado a los residentes desde 2008. Este año, cada residente permanente recibió 1.240 dólares.

Ka dice que se siente seguro, ya que se mantiene alejado de la política.

“Han pasado 25 años; realmente no hay nada malo”, señaló.

La seguridad pública, la economía y el bienestar de Macao han mejorado significativamente desde la era colonial, dijo Anna Ng, una propietaria de una florería de poco más de 60 años.

Aunque los críticos dicen que Macao ha sido incapaz de diversificar su economía, Ng ve indicios de progreso en la creciente industria de exposiciones de la ciudad, y dice que ella ha encontrado nuevas oportunidades en actividades culturales y creativas.

Enid Ieong indicó que se ha aburrido de las opciones limitadas de la ciudad para el desarrollo de carreras y actividades de ocio, y quiere irse a vivir con su novio en Hong Kong. Sueña con vivir en Sai Kung de Hong Kong, una zona famosa por su belleza natural y playas.

Leong se mofó del pago en efectivo anual, que considera una compensación por lo que ella llama el daño psicológico de vivir en un centro de juego. “Siento que nací en una gran mansión, pero sólo soy responsable de barrer el suelo”, manifestó.